Los modelos que muestran a
nivel teórico el sistema del ciclo de vida (sean abiertos o cerrados) de
materiales y producto en nuestra sociedad, simplifican por necesidad las
dinámicas reales relacionadas. El sistema empieza a articularse aplicando el
modelo a un producto concreto donde son visibles las interacciones entre
diferentes ámbitos industriales en relación a los materiales y procesos
utilizados para su producción/construcción. De la misma forma, si quisiéramos
formalizar todos los productos que producimos y utilizamos, así como sus
múltiples variantes, nos damos cuenta de la vastedad del sistema y de su
elevada complejidad. Si imaginamos que desde mañana nuestro sistema de
producción a escala global fuese cerrado, igualmente tendríamos ya acumulada
una cantidad de desecho que hoy en día no sabemos cómo deshacer.
Esquema del análisis del ciclo de vida de los materiales: en negro el sistema actual lineal y abierto,
en gris el sistema cerrado con la reincorporación de los residuos y su reciclaje.
Para llegar a un ciclo de
vida cerrado, deberíamos conseguir que nuestros residuos se transformen en
nuestros recursos. Esto implica eliminar el concepto de residuo rediseñando los
procesos y los productos desde su origen. “Significa que los valiosos
nutrientes contenidos en los materiales conforman y determinan el diseño: la
forma sigue a la evolución, no solo la función” (Braungart; McDonough, 2005,
98).