En ocasión de la exposición
que celebraba los 20 años de actividad de la ONG Arquitectos Sin Fronteras
España, hemos realizado una instalación en la sala Picaso del Colegio de Arquitectos de
Cataluña a Barcelona. Y como hemos comentado en el post anterior “Expo 20 añosArquitectos Sin Fronteras”, el objeto principal de la instalación se ha planteado
como un NIDO. Este define el espacio y es la pieza central, el hilo conductor
de la instalación.
A una fase inicial
que ha permitido definir el nido como concepto ha seguido el trabajo en grupo del
diseño y la experimentación para llegar a su realización y construcción. Este proceso
de creación ha pasado por diferentes fases desde la definición de los
materiales, la configuración morfológica del espacio, hasta la definición del
proceso constructivo.
En el diseño de la instalación hemos tenido
claro, desde un principio, que el espacio no tenía que representar un condicionante
formal. Hay una intención muy clara de integrar la guía de techo parcialmente
electrificada como parte de la estructura que planteamos, como también alejarnos
de los elementos verticales. El objetivo era crear un espacio integrado en el
recinto pero que, al mismo tiempo, tuviese un carácter independiente en relación
al resto de elementos. Así como un nido en la naturaleza, el nido de la
instalación se adapta y optimiza el espacio de la sala.
La estructura que construye
el nido se ha dividido en dos jerarquías de cuerdas: unas principales: más
gruesas (1 cm diámetro) que trabajan como líneas guías de la instalación, y unas
secundarias, más finas (0,5 cm diámetro) que densifican el nido y tensan el sistema. Las cuerdas
principales definen las direcciones primarias y trabajan como elementos fijos
del diseño. Las secundarias no necesitan de un control en su ubicación, es decir,
se colocan las cuerdas sin seguir una dirección concreta o un recorrido predeterminado.
Su distribución será por lo tanto espontánea, mientras se controla su densidad dependiendo
del efecto final del conjunto. Además, no sólo aportan un factor estético sino
también uno estructural, ya que son los elementos que acaban de tensar el
conjunto.
En el espacio de la
sala se sitúan las bobinas que marcan el recorrido de la exposición y actúan como
peso hacia abajo para las cuerdas. De ellas se fijan las cuerdas principales
siguiendo unos principios geométricos predefinidos. Las cuerdas salen tensada
hacia la guía del techo donde empiezan también a entrelazarse las cuerdas secundarias.
Entonces las cuerdas fijadas a las guías del techo se cruzan y tensan entre sí,
formando un cobijo que evoca el concepto de nido. De esta forma la morfología
del nido sube hacia el techo envolviendo el espectador en una forma orgánica.
El proceso de diseño ha sido en todo momento
participativo entre los voluntarios del grupo: las primeras reuniones se
basaron en la búsqueda de ejemplos en una dinámica de brainstorming, teniendo siempre
presente el concepto del NIDO como hilo conductor de la instalación. Las
referencias han tenido el doble objetivo de construir una imagen espacial común
entre todos y evaluar las diferentes posibilidades de materialización
La intención es
crear una atmósfera de cobijo a partir de una estructura que nos permita un
montaje/desmontaje rápido y económico. Con esta premisa, hemos priorizado
elementos ligeros que fuesen fáciles de manejar y transportar. Una vez elegidas
las cuerdas como elemento principal, se ha definido un sistema constructivo de
una malla en el espacio para formar el nido. Esta malla se constituye por
diferentes cuerdas que se entrelazan en el espacio, por lo que hemos tenido que
estudiar el comportamiento de las cuerdas y su posición en el espacio de la
instalación. Y para poder experimentar con distintos materiales y técnicas, hemos
realizado una jornada de trabajo donde hemos trabajado con diferentes tipos de
cuerdas (distinto grosor, material, etc.). Este workshop nos sirvió para
materializar los conceptos pensados hasta el momento y poner en práctica las
técnicas de unión y montaje.
En paralelo para
definir el diseño del espacio de la instalación se ha trabajado previamente con
una maqueta a escala 1:20. Esta nos sirvió de base para definir el desarrollo espacial
de las cuerdas principales, la colocación de la pantalla y definir la
colocación de las bobinas. En particular estas últimas son un elemento
fundamental de la instalación ya que son los pesos que fijan al pavimento las
cuerdas.
En la fase del montaje se han simplemente respectados
los principios de base definidos previamente. Se han preparado y colocados las
bobinas en horizontales y verticales desde las cuales salen las cuerdas
principales hacia el techo. Estas tienen diferentes niveles de tensión (de
tensa a floja) y se superponen entre sí, para conseguir luego una mayor
tridimensionalidad. En la construcción del entramado se ha tenido en cuenta que
la posición inicial de una cuerda será diferente de su posición final. Esto porque
la cuenta una vez tensada y unida con otra, se moverá en el espacio y en
general todo el sistema de cuerdas se va ajustando y moviendo a lo largo del
proceso de montaje hasta llegar a su configuración final.
Equipo:
Xavi Codina - Sergi
Frías - Ludovica Rossi - Júlia Valldolitx - Laurens Schocher - Nikita
Routchenko - Helena Battestini - Guiomar Grande - Júlia Vallejo
Montaje:
Ludovica Rossi - Júlia Valldolitx - Laurens Schocher - Nikita Routchenko - Helena Battestini - Eva Szymczyk - Lina Gast Matiz - Anatolie Capatina - Monica Chiriac
Agradecimientos
Bruno Ollé y Sandra Bestraten
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